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El concepto de DELITO en la Filosofía Política: de Hobbes al Régimen de Hitler.

María Alejandra Villa

MARIA ALEJANDRA VILLA. Abogada (UNC), Especialista en Derecho Penal (UBA), Administración en justicia (UBA), Maestranda en Magistratura (UBA) . Actualmente se desempeña en el Poder Judicial de la Nación.



El Concepto de Delito en la Filosofía Política: De Hobbes al Régimen de Hitler


No existe poder en la tierra que se le compare”- Thomas Hobbes.

Palabras claves: Delito- Filosofía Política- Thomas Hobbes- Régimen de Hitler- Leviatán- Estado Soberano-Totalitarismo- Poder Absoluto.


A continuación, me explayaré sobre la definición del delito según la perspectiva de distintos autores, sus principales características y su desarrollo en la metodología de la investigación.


Para iniciar, es primordial preguntarnos cuándo y dónde surgió la primera aproximación a lo que hoy conocemos como "delito". ¿Qué entendemos hoy por delito desde una perspectiva plenamente jurídica? ¿Y qué es lo que la sociedad actual comprende por la palabra "delito"


Desde una perspectiva jurídica, el delito es toda acción que se adecúa a la teoría del delito: una acción típica, antijurídica, donde está presente el elemento de culpabilidad y la punibilidad de una conducta humana.


Conforme a la percepción de la sociedad actual, podemos decir que el delito es una acción prohibida por la ley, realizada por una o más personas, atentando contra aquello que la sociedad (el Estado) considera de su interés.


Ahora bien, nos preguntamos si el delito siempre fue aceptado y reconocido. La respuesta es negativa. Tomando un poco las ideas cartesianas, impulsadas principalmente por René Descartes, quien parte de la duda como método para evitar caer en el error y aumentar el conocimiento, se establece que "no hay ley". Esto genera que el "tipo penal", que conforma la estructura del delito, no sea ni bueno ni malo. ¿Por qué sucede esto? Porque en las ideas cartesianas se plasma la idea de la duda "universal", metódica, hiperbólica y exagerada, en la cual se duda de todo, incluso de las leyes creadas por el Estado para controlar las acciones de los hombres. Para esta corriente, lo único que resiste a la duda es el hecho de que "cogito, ergo sum" (pienso, luego existo). Por lo tanto, se llega a la conclusión de que hay un "sujeto pensante", una mente que piensa y luego existe, exenta de toda duda posible.


Entonces, ¿cómo es posible que se reconozca el delito en una sociedad y, asimismo, para este tipo de metodología de la investigación? Por un lado, tenemos la duda metódica de "¿Existe la ley?". Si no existe la ley, entonces no existe el delito ni el tipo penal. Por otro lado, tenemos una certeza: "Pienso, luego existo". Desde esta certeza nace un conocimiento intuitivo y un criterio de verdad, compuesto por claridad y distinción, así como un conocimiento absolutamente seguro, que nos permitirá saber si la ley existe como tal, y, sobre todo, si el delito existe como tal.


Veamos un ejemplo claro de cómo establecer que podría existir la ley y, con ella, el delito: Se comete la acción de matar a una persona. Partiendo de la duda como método para evitar caer en el error, tal como se mencionó anteriormente, la duda sería: ¿Está bien o está mal matar? ¿Es contrario a la ley? ¿Cuál ley? ¿Quién tiene la autoridad para crear la ley? ¿Por qué matar es un delito y caminar por la calle no?


La certeza radica en el hecho de que estoy pensando, y como estoy pensando, estoy existiendo. Un conocimiento intuitivo nos llevaría a considerar que el acto de matar podría no ser aceptado por todos los miembros de la comunidad. Un criterio de verdad, basado en claridad y distinción, indicaría que matar a otro no es una acción aceptada por la mayoría. De este modo, se llega a un conocimiento absolutamente seguro: matar a una persona no es una acción bien vista por todos, lo que puede generar diferencias y desacuerdos dentro de una sociedad. Como afirmaron grandes autores posteriores a Descartes, como Rousseau, se necesita un "contrato social" para mantener el orden en la sociedad, de modo que todo aquello que genere desorden debe ser penado.


Así, si el acto de matar genera desorden en la sociedad y, tras pasar el filtro de la duda cartesiana, se confirma, se puede concluir que matar es una conducta típica, antijurídica y reprochable al individuo que la comete.


Sin embargo, esta idea tiene un aspecto inconcluso: ¿Cómo se justifica la noción de "delito" como una regla a cumplir dentro de la sociedad y, además, cómo se reconoce la autoridad de la persona de la cual emana la ley?


Para abordar esta cuestión, nos ubicamos en un contexto en el que la ciencia moderna se basa en la matemática y el pensamiento científico, con la razón humana como herramienta para conocer la realidad. Esto lleva a construir todos los saberes humanos a partir de las ciencias matemáticas, como lo hicieron científicos como Kepler y Galileo. La fascinación y admiración por la ciencia reflejan el planteamiento racionalista de Descartes.


Para responder a la incógnita planteada, consideremos al filósofo político Thomas Hobbes, quien en su obra más conocida, "El Leviatán", plantea la idea de reconocer la autoridad de un soberano. Hobbes expone las primeras ideas influyentes de la teoría del contrato social, posteriormente desarrollada por Jean-Jacques Rousseau. Cabe destacar que Hobbes desarrolló una filosofía política moderna y contemporánea, y es considerado un filósofo iusnaturalista y contractualista. Estas teorías utilizaban el contrato social para explicar el surgimiento del Estado moderno, legitimando la figura del soberano y el Estado como un acuerdo de voluntades. Estas doctrinas serán explayadas a continuación.


La Escuela del Derecho Moderno Iusnaturalista y la Filosofía de Thomas Hobbes.

En la filosofía del derecho, surge la escuela del derecho moderno iusnaturalista, que entiende el derecho a través de la razón. Esta escuela sostiene que se puede elaborar un sistema jurídico razonable deducido de la razón. El sistema jurídico se divide en dos partes: el Derecho Natural, deducido de la razón, y el Derecho producido por el Estado, conocido como normas del derecho positivo.


El juez debe aplicar el derecho positivo, lo que convierte al derecho natural en un derecho ideal, es decir, en lo que el derecho debería ser. En esta tensión entre los distintos derechos, el único vigente es el derecho elaborado por el Estado.


Para Aristóteles, el derecho natural constituía la raíz del orden jurídico y comprendía aquellos principios jurídicos básicos derivados de la naturaleza humana.


Contexto Histórico de Thomas Hobbes.

Thomas Hobbes nació en 1588, en un período marcado por la Reforma Protestante. Un acontecimiento clave de este período fue el 31 de octubre de 1517, cuando Martín Lutero publicó sus 95 tesis, apartándose de las enseñanzas de la Iglesia Católica. Esta ruptura dio origen al protestantismo y desencadenó guerras religiosas, entre ellas la Guerra de los Treinta Años.


En el siglo XVII, Hobbes vivió en Inglaterra y presenció dos guerras civiles. Esta experiencia lo llevó a desarrollar una visión pesimista de la naturaleza humana, describiendo al hombre como un ser insociable, independiente y egoísta. La frase más famosa de Hobbes es "Homo homini lupus" (el hombre es un lobo para el hombre). Hobbes identifica tres características del hombre que dificultan la convivencia social: la competencia por los bienes materiales, la desconfianza mutua y el deseo de sobresalir sobre los demás.


Hobbes comienza exponiendo que la naturaleza es el arte de Dios, quien la ha hecho y la gobierna. Describe que la Naturaleza ha hecho a los hombres tan iguales en las facultades del cuerpo y del espíritu que, aunque un hombre pueda ser más fuerte o más sagaz que otro, en conjunto, la diferencia entre ellos no es tan significativa como para que uno pueda reclamar para sí mismo un beneficio al que otro no pueda aspirar igualmente.


Igualdad Natural y Competencia

Hobbes sostiene que todos los hombres somos iguales por naturaleza; nadie nace más inteligente que otro, ya que la inteligencia se obtiene en base a la experiencia. El principal problema en el estado de naturaleza entre los hombres es la competencia, ya que los bienes en la tierra son limitados y los hombres pueden desear los bienes de los demás, generando competencia y discordia.


La condición natural del hombre es una guerra de todos contra todos, donde cada uno se encuentra gobernado por su razón y utiliza cualquier medio para defender o proteger su vida de aquellos enemigos.


Para Hobbes, la vida del hombre es solitaria, pobre, malvada, brutal y breve. Establece de este modo la Ley de la Naturaleza, concebida como una norma establecida por la razón, que prohíbe a un sujeto hacer lo que pueda destruir su vida o privarle de los medios para su conservación. Hobbes entendía la razón como un elemento que mantenía en armonía el universo, la cultura y la naturaleza.


El derecho, según Hobbes, es aquello que el individuo decide usar como mejor le parezca con miras a una finalidad clara: la conservación de su propia naturaleza y vida.


En otras palabras, el individuo en el estado de naturaleza tiene derecho a todo. Por ello, nos encontramos con hombres que gozan de libertad absoluta y derecho a la vida, sin la presencia de delitos, ya que no pueden definirse en este estado. Todos los individuos poseen derechos.


El hombre en el estado de naturaleza teme a la muerte y desea vivir confortablemente. Este instinto de conservación lleva a los hombres a crear un pacto social entre ellos, formando una sociedad. Según Hobbes, este pacto es lo que da origen al Estado, al que él llama Leviatán. Este Leviatán es un producto del pacto realizado por los hombres para preservar su instinto de conservación.


Para Hobbes, "el soberano" es aquel individuo reconocido dentro de una sociedad. Es la misma sociedad la que le brinda este reconocimiento mediante un consenso social, al que llamaremos “constitución de la sociedad civil”. En esta constitución, la comunidad no solo reconoce a una persona como líder y le otorga la facultad para crear un conjunto de normas que determinen las conductas dentro de una sociedad, sino que también nace la idea del “derecho y el Estado” dentro del “mundo soberano”.


¿Qué significa esto? El soberano tiene a su cargo la protección de su pueblo. Sabe qué es peligroso para la comunidad e incluso para los individuos mismos. Se transforma en un “pater”, un padre de la comunidad, dando origen a lo que hoy conocemos como "estado paternalista".


El soberano crea un estado paternalista a través del contrato que Hobbes describe como “la mutua transferencia de derechos”. El Estado es una bestia cuya función es ejercer violencia física sobre aquel que viola el pacto. El Estado es la suma de individuos, como se representa en la imagen del Leviatán formado por muchas personas. El Estado contiene y domina todo. Para Hobbes, no es un pacto social como desarrollarán otros pensadores, sino un pacto de unión. El Estado surge con fines individuales y es el encargado de velar por la seguridad de los hombres.


En palabras de Hobbes: "Autorizo y transfiero a este hombre o asamblea el derecho de gobernarme a mí mismo, con la condición de que vosotros transferáis a él vuestro derecho, y autorizaréis todos sus actos de la misma manera”.


¿Cómo llega el hombre a este pacto? Renuncia a su propio derecho de defensa y cede estos derechos a un rey, para limitar el poder del individuo sin lastimarlo. El poder político está por encima de todo; su finalidad es la protección de la propiedad privada, la seguridad y la unidad de la multitud de personas que lo han elegido. El resultado del pacto es la ley, que convierte a la sociedad en un artificio.


El pacto social implica asociación - todos somos iguales y libres, todos cedemos lo mismo - y sujeción (aceptamos al soberano). Este soberano es quien detenta el poder y debe utilizar los medios necesarios para mantener el orden social.


Es necesario que los individuos, al celebrar tal pacto, renuncien a su derecho a realizar cualquier acción. Sin embargo, según Hobbes, aunque se renuncie al derecho a todo, esto no implica una sumisión incondicional al soberano. Dado que el fin para el cual se crea el Estado y la soberanía es la protección del individuo, cuando alguna orden del soberano ponga en peligro la vida del sujeto, éste se encontrará legitimado para resistirla.


Para Hobbes, además, una vez asumido el egoísmo psicológico, resulta conceptualmente imposible suponer algo así como una obligación de matarse o dejarse matar. Toda acción realizada por un sujeto tiene como objeto necesario su propio bien, incluyendo la celebración del pacto por el cual se crea la comunidad. Esto significa que se compromete a obedecer solo en la medida en que la obediencia no ponga en peligro su propio bienestar.


Sostiene que todo hombre es un posible delincuente. Así como en el estado de naturaleza todo hombre necesariamente se convierte en lobo para el hombre, en el estado social, si el daño asociado como pena a una ley que prohíbe una acción no es mayor que el beneficio que el sujeto puede obtener mediante la acción prohibida, dicho sujeto, por necesidad de naturaleza -ya que toda acción humana es necesitada por eventos antecedentes-, realizará dicha acción, convirtiéndose necesariamente en delincuente.


LA CONCEPCIÓN DE DERECHO PARA HOBBES.


Solo se pueden considerar leyes, en el sentido jurídico, las disposiciones dictadas por el soberano, fundamentadas en su voluntad. Según Hobbes, "propiamente, la ley es la que tiene mando sobre otros". Contraponiéndose a Aristóteles, quien sostenía que "es la verdad lo que hace la ley", Hobbes afirmaba que "no la sabiduría, sino la autoridad, es la que hace la ley".


La razón de ser de la ley, según Hobbes, es que el gobernante debe estar dotado de un poder absoluto para garantizar el orden social, ya que los individuos somos considerados unos salvajes. Lo que manda el soberano es la regla única para nuestra convivencia, y debe cumplirse.


En cambio, los pensadores clásicos expresaban que la ley es una ordenación de la razón orientada al bien común. Hobbes rompe completamente el vínculo entre ley y razón, y entre ley y bien, afirmando que lo que manda el soberano es la ley.


Por lo tanto, la única fuente de derecho es la voluntad del soberano. El derecho emana de la voluntad del legislador, y de ello se desprenden diferentes consecuencias. La interpretación de la ley es lo que el legislador quiso; la fuente del derecho es la voluntad. En esta concepción imperativista, la norma jurídica es un mandato. Hoy, esto se puede ver como un juicio de deber ser o como la realidad que debe ser: la norma de lo que debe ser.


Para Hobbes, no existen otras normas jurídicas aparte de las establecidas por el soberano de una determinada sociedad. Para él, las leyes son fuente de la justicia, y no admite una noción de justicia separada del concepto de legalidad. "La justicia es el cumplimiento de las leyes, y la injusticia es la transgresión de la ley; es manifiesto que antes de que hubiese una ley, no podía haber injusticia".


Además, Hobbes hace una separación absoluta entre derecho y moral. El derecho no tiene nada que ver con los valores morales; no existen valores morales aparte de aquellos necesarios para la autoconservación y el mantenimiento de la paz. La única directriz moral importante es el mantenimiento de la paz. Debemos perseguir la paz en el sentido más reducido de la palabra: la seguridad. El objetivo es evitar la guerra de todos contra todos. El derecho es el mandato del soberano, con un único valor moral: obtener la paz. Pero el derecho está separado de la moral.


Hay una fusión entre política y derecho; están estrechamente unidos. El derecho es el conjunto de normas que el poder político crea. Además, el poder político no tiene límites; el derecho puede tener cualquier contenido, y siempre debe ser obedecido por ser fuente de justicia. El único límite es cuando no se puede mantener la seguridad; en tal caso, debe sustituirse por otro.


Hobbes prefiere un monarca, pero no se opone a la democracia. El gobernante puede ser un individuo o una asamblea, elegido o no, pero debe tener un poder absoluto.


Concepción de Derecho para Hobbes.


Hobbes no admite una democracia constitucional, es decir, una democracia con una constitución que fije límites al poder. Para él, la interpretación de las leyes la realizan los jueces por delegación del soberano. En realidad, la interpretación jurídica es lo que el soberano quiso mandar. La única función del juez es comprender qué quiso decir el mandante.


En síntesis, existe una coherencia entre la conexión antropológica de Hobbes, que considera a los hombres como antisociales y egoístas, y su pensamiento filosófico-político absolutista, que entiende que la única manera de convivencia es mediante un poder absoluto. De esta concepción política se deriva que el derecho es el mandato del gobernante. Con Hobbes encontramos las bases positivistas del derecho.


Ahora bien, luego de analizar y realizar la síntesis de Thomas Hobbes, el autor elegido para desarrollar el presente trabajo, intentaremos relacionarlo con un sujeto que usó su obra para lograr su cometido: Adolf Hitler.


Aunque debemos salvar las distancias entre Hobbes y Hitler, ya que vivieron en épocas diferentes, ambos poseen similitudes. Para Hobbes, su idea está fuertemente ligada a la guerra civil inglesa; para Hitler, la idea era crear una nueva comunidad nacional que pondría fin al Tratado de Versalles. En este trabajo, analizaremos la construcción de la figura de Hitler como Führer, tomando como referencia al Soberano Hobbesiano.


Si nos remontamos al capítulo XVII del Leviatán, titulado "De los derechos de los soberanos por institución", se presentan una serie de consecuencias respecto al soberano producto de la institución del Estado. Revisando cómo se fue construyendo y ganando poder Hitler como Führer, aparecen las características del Soberano Hobbesiano.


En el capítulo XVII del Leviatán, Hobbes define al Estado y al soberano junto con su poder. Encontramos una similitud en que, en 1933, Hitler fue nombrado canciller de Alemania y pronto consiguió la aprobación de la Ley de Plenos Poderes, lo que le permitió aprobar todo lo que quisiera, con los objetivos de "paz y defensa común". Tras la muerte del Presidente de Alemania, Hitler logró obtener el cargo de Presidente y Canciller, acumulando todo el poder en su persona. Esto se asemeja a lo que Hobbes menciona sobre los pactos: "los pactos que no descansan en la espada no son más que palabras sin fuerza para proteger al hombre, en modo alguno". Gracias al poder soberano forjado en su persona, Hitler podía usar ese poder como quisiera para "asegurar la paz y defensa común".


Las célebres frases del Leviatán, como "los súbditos no pueden cambiar la forma de gobierno", "el poder soberano no puede ser enajenado", "nadie sin injusticia puede protestar contra la institución del soberano declarada por la mayoría", "el soberano es juez de lo que es necesario para la paz y la defensa de sus súbditos", "el derecho de establecer normas en virtud de las cuales los súbditos pueden hacer saber lo que es suyo propio y que ningún otro súbdito puede arrebatarle sin injusticia", y "hacer la guerra y la paz como considere conveniente", se resumen en la vida misma de Hitler. Todos los alemanes, mediante el pacto, quedaron obligados a aceptar las acciones del Führer como propias. Hitler tenía el derecho de representarlos, y ninguno de sus súbditos podía oponerse a lo dictado por él. Gracias a la suma de los poderes plenos, quien osara pensar diferente o estar en su contra podía ser eliminado. Así comenzaron a crearse los campos de concentración para separar a los que estaban en su contra y eran considerados "antisociales". Con la suma de sus poderes, Hitler se convirtió en el encargado de ser juez y deliberar qué opiniones o ideas podrían conducir hacia la paz y defensa social, y cuáles debían ser vetadas y eliminadas por completo. Como Soberano de Alemania, también decidía si declarar la guerra o concertar la paz con otros países.

 

CONCLUSIÓN 


A modo de colofón, he intentado ahondar y relacionar cómo Adolf Hitler empleó la teoría de Hobbes, especialmente en el Leviatán, así como el concepto del Estado Soberano. Gracias a un trabajo minucioso y arduo, utilizando todos los medios de difusión posibles, Hitler logró implantar la idea en Alemania de que todos sus habitantes estaban unidos y centraban su poder en el Führer. Hitler se convirtió en el Soberano al que todos los habitantes de Alemania debían sumisión, ya que aceptaron y le delegaron la suma de los poderes. Por lo tanto, ningún súbdito podía oponerse a una decisión impuesta por el Soberano, ya que esto ponía en peligro la defensa y la paz social.



 

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